BÉLGICA+HOLANDA

 Este viaje significaba nuestra primera aventura fuera de las fronteras españolas. Nuestros hijos nunca habían viajado en avión, por lo que nos apetecía que disfrutaran de esa experiencia. Es cierto que podíamos haber satisfecho esa curiosidad con algún viaje más clásico, tipo Mallorca o Canarias, pero nuestro hijo mayor ha heredado del padre un entusiasta interés por la geografía y los países, por lo que nos decantamos por aunar ambos conceptos: avión+visitar nuevos mundos. Hay que recordar que para este viaje Jorge tenía 7 años y Mario 4 años recién cumplidos.

A la hora de buscar destino, tratamos de encontrar uno que fuera seguro, bonito y relativamente barato. Tras descartar otras opciones elegimos la opción de Bélgica y Holanda ya que nos permitía abordar dos países de una tacada, en un entorno seguro para viajar con niños y a unos precios de avión, coche de alquiler y alojamiento bastante asequibles.

Las fechas que teníamos pensado realizar el viaje serían del 26 de julio al 9 de agosto de 2022. Al ser fechas de alta demanda no podíamos demorarnos demasiado a la hora de ir reservando todo, por lo que sobre el mes de noviembre de 2021 ya nos pusimos al lío.

Lo primero fue cerrar los billetes de avión de ida y vuelta a Bruselas, que rondaron los 300 euros para los 4.  Tras mucho trastear, decidimos que logísticamente, este aeropuerto era la mejor opción. Viajaríamos con Brussels Airlines. 

Una vez cogido los billetes pasamos al coche de alquiler. Para ello, Rentalcars me ofreció una buenísima opción con Keddy, marca blanca de Europcar,  recogiendo el coche en la Estación de tren de Bruselas, que rondaría los 250 euros por 14 días de alquiler. Además, Rentalcars ofrece cancelación gratuita, lo que beneficia por si luego se encuentra una mejor oferta.

La tercera pata serán los alojamientos. Pese a que haciéndolo con tiempo, Airbnb va a ofrecer una gran variedad, no hay tampoco que despistarse porque sino subirá el precio, y bajaremos en calidad y ubicación del mismo. Además, como casi siempre ofrecen también cancelación gratuita, es mejor reservarlo con tiempo por si luego no encontramos nada mejor.

En este caso me planteé el siguiente modelo: 1 noche Bruselas+ 5 noches zona Brujas+7 noches Holanda ( zona Alkmaar)+ 1 noche sur de Holanda, camino a Bruselas. Me parecía las mejores opciones para coger la esencia de ambos países sin muchas palizas de kilómetros. 

Una vez introducido el viaje, vamos a lo importante, qué hicimos, qué vimos y como nos apañamos:

Martes 26  de julio de 2022, DÍA 1 

VUELO MADRID-BRUSELAS Y BRUSELAS

A las 11 de la mañana llegábamos aproximadamente al aeropuerto de Madrid Barajas. Al vivir en Torrejón de Ardoz, en apenas 20 minutos un familiar nos dejó en la T1, desde donde partiría nuestro vuelo. En las horas antes al vuelo, la compañaía Brusels Airlines (como nos ha pasado ya también con otras compañías posteriormente) y debido a la alta ocupación del mismo, nos ofreció la posibilidad de facturar nuestro equipaje de mano. 



Lo hicimos sin dudarlo y lo recomiendo encarecidamente. Al viajar con niños, te permite despreocuparte de las maletas durante todo el tiempo que estés por el aeropuerto, así como dentro del avión.


Los niños, especialmente Jorge el mayor, estaban entusiasmados con la misma llegada al aeropuerto. Aviones despegando y aterrizando, pantallas que indicaban cientos de destinos del mundo, multitud de personas andando de un lado para otro, tiendas con productos de todo tipo...Pero esto no era más que el aperitivo, puesto que lo realmente emocionante llegó con la subida al avión, despegue e impresionantes vistas desde arriba. ¡Quién no se acuerda de la emoción de niño de mirar por la ventanilla del avión y ver lo pequeño que es todo!



Por cierto, recomendación obvia. Llevaros comida para este primer día para aeropuerto y avión. Serán bastantes horas, os dejan pasar todo sin problemas, y los precios en aeropuerto son prohibitivos.

Sin mayores complicaciones aterrizamos en Bruselas pasadas unas 2 horas. Empezaba la aventura. Todos los carteles estaban ya en francés o inglés y el español ya no nos servía para hablar con nadie.

Tras recoger las maletas, venía el primer reto. Coger un tren para llegar a a la estación central de trenes de Bruselas. no fue nada complicado ni caro, apenas 4 euros por persona y niños mitad de precio y gratis, así que en nada llegamos a la estación.

El hotel lo teníamos a apenas 20 minutos a pie de la estación, por lo que no era necesario coger ningùn transporte adicional. Gracias al grandísimo aliado como es siempre Google Maps, en un agradable paseo llegamos a nuestro destino, el Hotel Barry. 

No lo recomendaría para otra ocasión la verdad. Antiguo, y en un barrio algo inquietante, aunque es cierto que el centro de Bruselas, es bastante peculiar... Pero bueno, era sólo una noche, bastante económico (75 euros) y estábamos muy cerca de la Grande Place y de la estación de trenes de Midi, donde teníamos la reserva del coche para la mañana siguiente.



Tras descansar un rato en la habitación, iniciamos nuestro pateo por Bruselas. En pocos minutos estábamos por el centro. Sin mayores complicaciones fuimos alcanzando los diversos puntos icónicos: la Grande Place, el Manneken Pis ( así como su versión femenina), las galerías Saint Hubert...


Hicimos bastantes fotos y lo pasamos muy bien. Finalmente cenamos en un Fish And Chips, Bia Mara. Pescado riquísimo a un precio correcto en una terraza muy agradable de una calle peatonal.


Una vez cenados, volvimos a dar una vuelta por el centro. Pese a que no había ningún parque aparente por la zona,  pudimos ver algún espectáculo callejero de acrobacia que encantó a los críos y pusimos ya rumbo de vuelta para el hotel. Estàbamos ya cansados de un largo viaje y al caer la noche no era tampoco muy recomendable seguir andando por las calles del centro.




Miércoles 27 Julio, DÍA 2 

BRUSELAS-OOSTKAMP Y VISITA BRUJAS

Tras desayunar unas galletas que nos quedaban y unos batidos que compramos en una tienda cercana al hotel, nos dispusimos a caminar unos 20 minutos hasta la estación de tren de Midi, donde tenía concertado el coche de alquiler.

No había contratado todavía seguro para el coche y debido al alto coste que tendría una cobertura total para las dos semanas, la chica de Keddy me recomendó coger un seguro de lunas, ruedas y paragolpes que rondaba los 80 euros. Alquilamos también unas alzas (para el año siguiente ya aprendimos a llevárnoslas mejor nosotros desde España) y nos fuimos a por el coche: un fantástico Seat León con apenas 4000 kilómetros que sería nuestro compañero de aventuras durante 14 días.



Con las maletas ya cargadas pusimos rumbo a nuestro destino para las próximas 5 noches: Oostkamp, un pequeño pueblo a 15 minutos de Brujas.


Tras un trayecto de poco más de una hora, llegamos a nuestro destino. Como hasta las 3  no podíamos entrar en la casa, nos fuimos a buscar un sitio para comer por el pueblo. Y casualidades de la vida, encontramos una maravilla de sitio! Frituur Dipu, pequeña hamburguesería con parque de bolas y terraza ajardinada para mi mujer y yo solos mientras los niños jugaban. Se puede pedir más??




Una vez comidos, nos fuimos al alojamiento. Allí nos recibió Annelore, la propietaria de la casa, y de la finca en la que tiene también su familia su residencia. La finca es una pequeña granja y nuestra cabaña se ubica en la misma, con entrada independiente y espacio de sobra para aparcar nuestro coche.





Es una cabaña de dos pisos, con la cocina americana, salón y baño en la planta baja y dos camas de 135cm en la planta alta. La casa estaba muy bien equipada, limpia y absolutamente silenciosa. 






Además los niños podían corretear por los alrededores de la casa, jugar al baloncesto en una canasta que había o  saltar en la colchoneta de los hijos de la dueña sin ningún problema. Os dejo el link: Landelijke rust - Casas rurales en alquiler en Oostkamp, Vlaanderen, Bélgica - Airbnb



Fue una base de operaciones fantástica para descubrir la zona.



Por la tarde nos fuimos a un Lidl cercano para hacer una buena compra, ya que la idea siempre es cenar en casa y llevarnos comida preparada para durante el día. Cunde más el viaje, y por supuesto, ahorras un buen pellizco en lugar de estar comiendo en bares o restaurantes.



Como se nos dió bastante bien, pudimos hacer una primera pequeña incursión a Brujas, ya que lo teníamos muy cerca. 


Hicimos una buena primera visión panorámica de la ciudad, que es una auténtica pasada, con sus monumentos, canales y jardines.





Además, encontramos un fantástico parque justo detrás de la catedral, que hizo las delicias de los peques: Speltiun Astid Park. Donde además de muchos juegos divertidos para los niños, había mucho césped para sentarse y un pequeño lago precioso.




Recomendación para aparcar gratis en Brujas. Hay mucho sitio para aparcar en la calle, sin pagar nada a 10 minutos caminando del centro. La zona es al lado del canal Coupure y la calle lleva ese mismo nombre. También otro día aparqué cerca, en la calle Boninvest y sin problema.





Una vez echada la tarde, regresemos ya a casa y empezar la que será nuestra habitual rutina nocturna. Los niños hacen unas pequeñas tareas en el jardín mientras un servidor degusta alguna de las maravillosas cervezas belgas que podeís comprar a muy buen precio en cualquier supermercado: Afligen, Grimbergen, Duval, Judas...Todo un paraíso para los buenos cerveceros

Posteriormente cenamos y nuestro juego de mesa nocturno. Aunque suele ser dominó, para que Mario pueda jugar también, a veces alternamos con la Escoba, una Pocha o algún Memory. Lo importante es echar una velada familiar agradable!! 

Toca ya irse a la cama, que mañana esperan nuevas aventuras!



Jueves 28 de Julio, DÍA 3

GANTE

En este tercer día de nuestra aventura, iríamos a conocer Gante. Ciudad monumuntal y que vio nacer a uno de los personajes históricos que más me apasionan, el gran Carlos I de España y quinto de Alemana, como nos decían en el cole.

Una vez desayunado y recogida la casa tranquilamente, nos pusimos en marcha. En apenas unos 35 minutos llegábamos a la zona de parking elegida. Lo vi en internet y acierto total: la calle es Josef Kluykensstraat. Creo recordar que eran 3 euros el día entero y en 15 minutos estábamos por el centro.

Dejamos el coche y nos dispusimos a patear esta bellísima ciudad. El camino al centro era una gozada, siempre cerquita de algún canal. 




A las 13:30 habíamos reservado un free tour en español de Leyendas de Gante  con la compañía Gent Free Walking Tour. 




Me parecía una muy buena opción para conocer de primera mano todo lo bonito e histórico de esta gran ciudad en poco tiempo.



La chica que nos tocó lo hizo genial, y estaba todo el rato muy pendiente de los peques, contándoles anécdotas que pudieran interesarles. Es cierto que al final se les hizo largo, y sobre todo Mario ya no quería seguir escuchando más, pero lo disfrutamos mucho y nos llevamos una idea general de Gante espectacular.

Ya con bastante hambre en el cuerpo, descansamos y comimos en un Belchiken en la plaza del mercado de Gante, que ya era el punto final de la ruta. Pollo bastante decente y a buen precio.



Como ya llevaban una buena paliza de monumentos, paseo y fotos, buscamos un parque para que los chicos pudieran esparcirse un rato.

Cogimos el coche 5 minutos y primero fuimos al Speltiun Rabot, un parque bastante completo y con zona de acrobacias, y luego a otros cinco minutos en coche fuimos al Groenevalleipark, un parque infantil rodeado de mucha vegetación y árboles, con un Carrefour al lado donde mi mujer compró diversas cosillas que hacían falta mientras los niños desfogaban alegremente.



Como os digo, nuestra idea es intentar meter siempre parques infantiles en las rutas que hagamos cada dia. Así, todos estamos más contentos!


Una vez comprado y jugado, poníamos rumbo de vuelta a casa, todavía impregnados de lo bonito que nos había parecido Gante. Ciudad imprescindible!!!

Sobre las 8 llegábamos ya a casa para nuestras habituales rutinas nocturnas: cervecita, cena y juego de mesa.


Viernes 29 de Julio, DÍA 4

DUNKERQUE

Como ya os he comentado con anterioridad, una de las cosas que más valoro de un alojamiento es la ubicación. Me encanta que ofrezca la posibilidad de realizar visitas hacia un lado u otro y en distancias menores de una hora. Y este es el caso de Dunkerque, situado en territorio francés.

Disponía de 3 elementos que nos apetecían mucho: cruzar a otro país (Francia), museo sobre la Operación Dinamo de la Segunda Guerra Mundial (soy un apasionado de la historia) y playa (hoy hacía calor).

Por ello, nos dispusimos marchar para esta histórica ciudad francesa situada a unos 50 minutos de nuestra casa. El coche lo dejamos en el propio parking del museo, puesto que es gratuito y luego tienes la playa de Malo les Bains a apenas 10 minutos andando. No tiene pérdida.



El museo. Que decir de él? Vaya verdadera gozada amigos. Para los que no estéis muy puestos en historia, los nazis estaban acorralando a los franceses e ingleses en esta zona. Churchill, para evitar el gran desastre consiguió que miles de pequeños y grandes barcos de pescadores recorrieran las 50 millas existentes entre Dover y Dunkerque, y fueran a  rescatar a unos 200.000 soldados británicos y 100.000 franceses y belgas. Fue una victoria moral clave para luego vencer la guerra.



El museo es súper interesante tanto para mayores como niños. Tanto si os interesa mucho la historia como si no. Los precios son fantásticos también: entrada de adultos 7,50 y niños menos de 12 años gratis.

Podréis disfrutar de varias salas en la que se recrean muchas cosas tanto de este rescate de Dunkerque, como de toda la 2ª Guerra Mundial: trajes, armas, planos, vídeos, maquetas e incluso vehículos. Os aseguro que os encantará a todos.

Una vez recorrido de arriba abajo este precioso museo, cogimos del maletero del coche nuestra neverita con comida y bebida y nos dispusimos a echar un día de playa. En un paseo de 10 minutos nos plantamos en esta inmensa playa de arena fina. 



Y es que además de las bondades que ofrece siempre una playa para ir con niños, había también un paseo marítimo súper animado para dar una vuelta.

Nos comimos nuestra ensalada de garbanzos tan ricamente en la arena y pasamos una tarde muy agradable.

Obviamente este día tuve que poner en práctica mi oxidado francés que apenas practicaba desde el instituto, ya que poca gente hablaba inglés. Por cierto, una sorpresa que me llevé en Bélgica, es que casi todo el mundo se comunicaba en holandés. Incluyendo las señalizaciones de carreteras, programas de televisión, etc...

A media tarde cogimos nuestro ya querido Seat León, y hicimos el camino de vuelta casa.

Otro día más estupendo que nos llevamos a la mochila.

Sábado 30 de Julio, DÍA 5

OSTENDE+BRUJAS

Uno de los aspectos que considero más importante en estos viajes familiares, es tratar de adaptar el plan de día al tiempo que haga. Un plan buenísimo puede verse arruinado por un día de excesivo calor, viento o frío.


Hoy se había levantado nublado, pero las predicciones eran de calor, así que optamos por repetir de nuevo la opción playa de mañana y dejar la tarde libre para volver a Brujas y disfrutar sus encantos de forma más pausada y tranquila que el primer día que fuimos.



La playa elegida fue la de Ostende, un destino vacacional muy conocido entre los belgas, ya que posee una playa larguísima de arena fina y un paseo marítimo muy entretenido. Una vez listos, partimos para esta ciudad, situada a 25 minutos de nuestro alojamiento. En esta ocasión, dejé el coche en las calles aledañas al paseo marítimo, y pagué tres horas del ticket hora, puesto que no teníamos pensado echar el día entero. Nos costó un ratito encontrar sitio, pero finalmente lo dejamos a apenas 5 minutos de la playa.

Es una playa, aparte de larga, increíblemente ancha, por lo que desde el paseo nos llevó un buen rato llegar hasta la orilla. 

Pese a estar nublado, hacía calor, por lo que había bastante gente en la playa, aunque al ser tan grande no había sensación de masificación. Echamos una mañana muy entretenida de juegos, carreras por la arena y comida de tupper en la playa. Lugar muy recomendable Ostende.

Una vez comidos, jugados y descansados, y en vistas a que se iba acabando el tiempo del parking, recogimos bártulos y nos dispusimos a regresar para echar la tarde en Brujas.



Allí, pudimos recorrer a pie pausadamente la ciudad, echar las clásicas fotones que identifican la imagen de la ciudad, comprar un poco de chocolate belga, y como no, volver al parque de la catedral que tanto había gustado a los niños la primera tarde que nos acercamos a Brujas. ¡Que ciudad tan bonita!




Domingo, 31 de Julio, DÍA 6

MUSEO BICICLETA ROSELEARE-MUSEO 1ª GUERRA MUNDIAL PASSCHENDEALE

Antes de ir a contar nuestro último día por tierras belgas, no puedo dejar pasar por alto lo a gusto que estábamos en nuestra casita. 

A parte de lo cómoda, limpia y práctica que era, los propietarios eran un encanto, y a través de un mix de francés e inglés nos comunicábamos diariamente de forma muy agradable.

Además, si os gusta el running, los alrededores de la casa son una pasada para correr. un servidor, todas las mañanas, mientras la familia todavía duerme o se despereza salía a recorrer los bellos bosques que rodeaban el pueblo. Eso sí, todo llano. Si os gustan las cuestas, este no es vuestro sitio, jejeje.



Pues para este último día de conocer la zona, tenía preparado un plan alternativo a las ciudades y playas, que resultó ser uno de los días más chulos de todo el viaje.

Salimos a nuestra hora habitual de casa, entre las 12 y la 1, dirección sur, hacia Roseleare. A través de google, había descubierto dos museos no típicos, que podrian ofrecernos un día muy interesante, y vaya que si lo hicieron.

En primer lugar fuimos a visitar el museo de la bici en Roseleare. Bélgica es una auténtica potencia mundial en la bicicleta y para ellos es como una religión, y daba la casualidad que muy próximo a nuestra casa estaba este magnifico templo para los amantes del deporte de pedales, como es mi caso. El Koers.



Aparcamos el coche en un parking al lado de la estación de tren y dimos un breve paseo hasta llegar al museo.



La entrada al museo es correcta para mi gusto para todo lo que ofrece: 7 euros adultos y 1 euro los niños, que además pueden visitar toda la exposición subidos en una bicicleta sin pedales!!



El recorrido que se hace es una pasada. Se pueden admirar bicicletas antiguas y modernas, trofeos, maillots, vídeos explicativos y un sinfín de objetos y curiosidades relacionadas con el mundo del ciclismo. A los adultos y peques nos encantó.



Una vez salimos del museo, dimos una vuelta por el pueblo, que nos pareció muy coqueto y bonito, e hicimos nuestro habitual picnic en un parque cercano a la estación de tren.




Cogimos de nuevo el coche y nos dispusimos a realizar la siguiente visita del día: el Memorial Museum o Passchendeale 1917.

Los amantes de la historia disfrutarán como niños, y los que no, vivirán una experiencia inmersiva que no les dejará indiferentes. Este museo cuenta la historia de la batalla de Passchendeale, en la que británicos y alemanes lucharon durante 3 meses del año 1917, durante la primera mundial, y en la que murieron cerca de 600.000 soldados.

Toda estas muertes, sirvieron para que los británicos, vencedores de la misma, avanzaran 8 míseros kilómetros en el frente. Fue uno de los muchos escenarios de la conocida como "guerra de trincheras".

La entrada cuesta 11.50 euros para adultos, y 6 para niños mayores de 7 años. Aunque por lo que veo, si vas a hacer museo de la bici y museo de Passchendeale, ahora han sacado un ticket combinado por 16 euros. 



De entrada, el museo está ubicado en un sitio magnífico, rodeado de verde y árboles por todos los lados. Primero se entra a conocer la parte interior del museo, en la que se cuentan multitude datos interesantes a la vez que dramáticos que rodearon esta batalla: vídeos, reliquias, uniformes, experiencias olfativas, armas...






Posteriormente se descenderá a un sótano recreado en como vivían los soldados en las trincheras. Espectacularmente recreado, con los sonidos de bombardeos en la lejanía incluidos.







Y por último, se sale al exterior y se pueden recorrer muchos metros por trincheras, perfectamente conseguidas, que dejarán boquiabiertos a todo el personal.


Una vez extasiados de todo lo visto, quisimos rematar la experiencia de esta guerra acercándonos al cementerio de Ty Cot, situado a escasos minutos del museo. En este cementerio de acceso libre, hay cerca 12.000 tumbas de soldados de la Commonwealth, fundamentalmente ingleses.

Es una visita relativamente rápida, pero que impresiona muchísimo al ver tantísimas lápidas juntas.

Una vez finalizado esta visita, pusimos ya rumbo de vuelta a casa, con el corazón todavía encogido recordando tanto sufrimiento provocado por el ser humano, pero esperando que las próximas generaciones aprendan de estos errores y no vuelvan a repetirse nunca más.

Tocaba ya descansar, para prepararnos para el largo viaje que nos esperaba al día siguiente.


Lunes, 1 de Agosto DÍA 7

AMBERES Y DIRKSHORN

Finalizada nuestra bonita estancia en Oostkamp, pusimos rumbo a Holanda, aunque todavía nos quedaría una última visita en tierras belgas, Amberes. Nos pillaba de paso hacia nuestro nuevo destino, y no podíamos dejar pasar la oportunidad de descubrir esta bella ciudad.

Tras un trayecto de una hora y cuarto aproximadamente, llegamos a Amberes y conseguimos aparcar sin demasiadas complicaciones en parking de pago en la calle. 


Al tener pensado una parada relativamente rápida de 2-3 horas, era la mejor opción, y encontramos sitio sin mayor problema en las callejuelas aledañas al río Escalda.

Pudimos recorrer perfectamente la ciudad a pie, empezando por una visita panorámica al castillo Het Steen, que nos pareció impresionante tanto por su presencia como por su ubicación al lado del río.




 Posteriormente llegamos por calles peatonales hasta hasta la famosa plaza Grote Markt, donde está el ayuntamiento repleto de banderas internacionales.

Amberes es una ciudad muy agradable para pasear. 




Fuimos también hasta la espectacular catedral gótica y disfrutamos de la gran cantidad de calles comerciales. Terminamos comiendo en un McDonald's, muy céntrico y pusimos camino de vuelta al coche.






A continuación, nos dispusimos a emprender el trayecto más largo del viajes. 2 horas y 30 minutos nos separaban de nuestro alojamiento en la localidad de Dirkshorn, ligeramente al norte de Alkmaar. La familia aprovechó para echar una buena cabezadita en el trayecto y finalmente llegamos a nuestro lugar de destino.


Me interesaba esta localización, pues teníamos a tiro de piedra las playas holandesas por si salían días calurosos y estaba en un punto estratégico para visitar Amsterdam, Edam o Zanse Schans, que serían paradas obligatorias del viaje.


El alojamiento era un coqueto bungalow situado en un camping. La casa disponía de dos habitaciones, una cocina americana conectada al salón, un baño, y sobre todo un buen jardín que permitiría muchas comidas al aire libre y juegos para l
os niños. 




Además, el camping ofrecía amplias explanadas verdes para jugar, zona de juegos infantiles, pista de tenis e incluso una pequeña granja. También disponía de un buen supermercado que nos vino fenomenal durante la semana.

Pasamos el resto del día conociendo el camping y jugando en las distintas zonas y terminamos cenando en la agradable terraza. Comenzaba nuestra aventura holandesa!!


 Martes 2 de Agosto, DÍA 8 

CAMPING Y PLAYA. SCHOORL AAN ZEE

Inciábamos nuestro primer día completo en tierras naranjas. Aprovechamos la mañana para poner una necesaria lavadora, comprar en el súper y jugar al tenis. Además, nos dimos cuenta que no íbamos a tener ningún problema con el idioma, puesto que ABSOLUTAMENTE todo el mundo hablaba inglés.



Los precios y variedad de productos frescos del supermercado nos encantaron. Es cierto que eran algo más caros que en España, pero ofrecían una calidad y frescura muy por encima de la media de Madrid.




Debido a que hacía muy buen día, comimos agradablemente en la terraza, echamos una pequeña siesta y decidimos acercarnos a una de las playas más cercanas que había, que además tenía muy buenas reseñas según nuestro querido Google: Schoorl aan Zee. Toda esta zona de Holanda posee kilométricas playas de arena fina, muy desconocidas para el turista medio que visita el país. Obviamente el agua está más fría que en España, pues estamos en el Mar del Norte, pero tampoco era excesivo, y tras unas carreras y juegos en la playa pudimos darnos un baño perfecto. 




Además el lugar era precioso, rodeado de naturaleza salvaje y grandes dunas, perfecto para jugar nuestras queridas chapas, por lo que echamos muy buena tarde.





Por cierto, tanto en el breve camino de ida y de vuelta a la playa, de unos 20 minutos, pudimos ya disfrutar de la gran belleza de la naturaleza de este país. Extraordinarias llanuras verdes (los famosos pólders), llenas de canales y animales pastando libremente, y pueblecitos de ensueño que armonizaban perfectamente con el paisaje.


Nos sorprendió también mucho la seguridad y confianza de la gente en sus convecinos. Aparte de que ninguna casita tenía valla ni alarma, muchas casas tenían un pequeño armario o estante de madera en la entrada de su jardín, en la que situaban diversos productos naturales de  los propietarios: mermelada, miel, fruta o verduras. Si te interesaba algo, lo cogías e introducías el precio del producto en una cajita. Así sin más. Confianza absoluta en el ser humano. Creo que este modelo de compraventa, lamentablemente sería imposible en nuestra querida España...


Terminado el día, nos fuimos a nuestra casa e iniciamos nuestras rutinas nocturnas. Ya sabéis, cerveza, tareas, cenita y juego de mesa.

A dormir, que a la mañana siguiente nos esperaba un día más que interesante.


Miércoles 3 de Agosto, DÍA 9

MERCADO QUESO EDAM Y VOLENDAM

Hoy era miércoles, y por eso teníamos apuntado en nuestra agenda que hoy tocaba visitar Edam. La razón es durante todos los miércoles del verano se celebra allí su famosísimo mercado del queso.

Nos esperaban unos 40 minutos en coche en los que poder seguir admirando la belleza de los paisajes holandeses. Además el día era soleado una vez más, lo que permitía disfrutar de unas magnificas vistas.

No tuvimos excesivos problemas para aparcar en Edam. Tuvimos suerte al aparcar en unas callejuelas próximas al centro, pero si queréis ir sin complicaciones, dejar el coche en el Parkeerterrien Baanstraat, que es un aparcamiento público gratuito durante varias horas si tienes el disco azul.

Por cierto, es importante adquirir este disco azul, ya que habrá muchos sitios en los que puedes aparcar gratis, pero marcando la hora de llegada en el disco.Se suele adquirir en las oficinas de turismo.



A los dos minutos de bajarnos del coche nos encontramos con la primera sorpresa. Del garaje de una casa próxima a un canal, había varias personas ataviadas con trajes tradicionales lanzando quesos a una barca. Entendimos entonces como funciona este mercado.


Como os decía, todos los miércoles de julio y agosto, se realiza en la plaza del mercado de Edam, la recreación del mercado del queso que se hacía ya en la Edad Media.

Los productores llegan con sus barcas a un pequeño embarcadero próximo a la plaza del mercado. Allí llegan hombres en parejas que transportarán corriendo los quesos con una herramienta de madera muy original a la zona de prueba. Allí unos catadores determinan la calidad del queso, y en función de la misma, el precio



Es todo un espectáculo. Se pone música, se hacen bailes y se admira la implicación de estas personas en mantener viva esta tradición. La pena es que todo lo que van diciendo por megafonía para informar de lo que se está haciendo en cada momento con los quesos, es en holandés, y no podíamos seguir bien las explicaciones.


A pesar de ello, disfrutamos mucho la representación, y por supuesto, pudimos degustar y comprar queso Edam en sus múltiples variedades. 



Para amantes del queso como nosotros, es una visita obligatoria!! Además, si vais con niños, será una experiencia única para ellos.

Una vez empapados de la cultura quesera tan importante de este pueblo, dimos también un agradable paseo por sus empedradas y animadas calles. 




No vimos planes muy factibles para la comida con niños, así que preferimos partir hacia Volendam, situado a escasos 3 kilómetros de donde nos encontrábamos.

Dejamos el coche en un sombreado parque a la entrada del pueblo (Roerstraat), y caminamos por sus bellas calles hasta llegar al paseo marítimo. Volendam es un puerto de pescadores que ha conseguido mantener su esencia, y por ello atrae a muchísimos turistas que quieran disfrutar de sus múltiples encantos.

Lo primero que hicimos fue buscar un lugar para comer ya que empezábamos a tener bastante hambre. Tras recorrer varios locales del paseo marítimo, decidimos entrar a uno muy curioso: De Haven. Es una pescadería en la que eliges que quieres comer, y te lo preparan allí mismo. También disponen de una amplia variedad de otras comidas por si a alguno no os gusta el pescado.




 Nosotros pedimos un variado de distintas especialidades y nos encantó. Probamos el kibbeling es un bacalao rebozado similar al  estilo casa Labra de Madrid, pero más especiado, aunque lo que fue una gran sorpresa fue atrevernos con el arenque y las anguilas, todo un descubrimiento. Tras comer pudimos disfrutar del animado paseo junto al mar y de sus cientos de tiendas y locales comerciales del puerto y de las callejuelas interiores. Un pueblo muy recomendable!

Antes de regresar a casa, nos tumbamos un buen rato en el agradable césped que había en el parque donde habíamos dejado el coche mientras los peques desfogaban en los columpios.

Tocaba volver al camping. Otro día más lleno de experiencias a la mochila estaba superado.





Jueves, 4 de Agosto DÍA 10 

PLAYA DE PETTEN Y LA GRAN DUNA DE KLIMDUIN

Continuaba haciendo temperaturas muy agradables en nuestra estancia en Holanda, rondando los 25-26 grados, así que decidimos volver a pasar el día en la playa.

La playa elegida para este día sería la de Petten, que contaba con bastantes buenas valoraciones en Google, y que distaba a unos 20 minutos de nuestra casa.

Sin mayores problemas conseguimos aparcar en las inmediaciones de la playa, puesto que no es un lugar que haya apenas apartamentos ni hoteles. 



La  de Petten es otra kilométrica playa de arena final  protegido por una cadena de dunas salvajes, ideal para pasear, correr o juegos varios con los niños.  

Cómo no hicimos una de nuestras particulares obras de arena: el estadio de fútbol. Jejeje



Además, es ciertamente curiosa por decenas de estacas de madera que se encuentran en una zona de la misma. También hay un bello columpio, que encantará a niños y adultos.


Tras una clásica comida en la playa, por la tarde nos dirigimos a Klimduin, donde habíamos visto que había una duna gigante en medio de la ciudad. 

En apenas 15 minutos llegamos al centro del pueblo, pudiendo aparcar de forma gratuita en una calle bastante céntrica.  



Cuando vimos la duna quedamos ciertamente sorprendidos, ya que era como una montaña de arena que daba a una bella plaza llena de bares y algún restaurante. 

Nada más llegar, los niños se quitaron las zapatillas e iniciaron el ascenso hasta la cima de la duna, para posteriormente bajar corriendo.




Niños y padres nos tiramos un buen rato subiendo y bajando la duna de diversas y divertidas formas. 

Cuando ya no podíamos más, y después de un gran cansancio, pasamos a comprar a un supermercado Jumbo que había también en la plaza. 






Día terminado. Cena, dominó y a dormir!


Viernes 5 de Agosto, DÍA 11

PARQUE JUEGOS GOUDAVIS: El mejor día para los peques


Hoy teníamos preparado un plan diferente. No había naturaleza, ni playa, ni ciudades que descubrir. Teníamos pensado visitar todo el día un parque de juegos (que no de atracciones) que se encontraba muy cerca de la zona de playas y que tenía muy buenas valoraciones.



Poco más de 15 minutos nos separaban del Amusement Park de Goudavis. Tenemos que decir que nos pareció un fantástico concepto de parque infantil, del que carecemos en España. Los niños pagan 10 euros, y los padres entran de forma gratuita. 






El parque se divide en zona interior y zona exterior. La parte indoor está compuesta de un gran parque de bolas y otros juegos de tobobages, helicópteros a pedales, parque para niños pequeños, zona de restauración, etc....





La zona exterior es la verdadera joya. Un sinfín de originales actividades que nos hicieron pasar un fantástico día: paseos en hidropedales por un lago, cars a pedales, la colchoneta más grande de Europa, columpios gigantes y un sinfín más de opciones.




Los niños iban pasando de una a otra libremente y a ratos íbamos también al parque de bolas interior.





Además, como estaba a escasos 1o minutos de la playa andando, un rato mi mujer y otro yo, nos fuimos a dar un agradable paseo por la playa.


Resultado: un día fantástico para todos a un precio más que asequible. Si estáis por la zona, el parque Goudavis es una visita más que obligada. Mis hijos siempre recuerdan que fue el mejor día de sus vacaciones!!

Contando anécdotas y aventuras vividas en el parque regresamos a casa para descansar, porque al día siguiente nos esperaba una de las jornadas marcadas en rojo en el calendario.






Sábado 6 de Agosto , DÍA 12 

MOLINOS ZANSE SCHAANS Y ÁMSTERDAM

Hoy tocaba madrugar algo más de lo habitual, pues queríamos hacer muchas cosas. Primero visitar uno de los emblemas de Holanda, sus maravillosos molinos, y después acercarnos a Amsterdam, y hacer un recorrido por la ciudad alquilando unas bicicletas.



La zona de Zanse Schaans estaba a unos 40 kilómetros de nuestro alojamiento. Se puede aparcar sin muchos problemas y de forma gratuita. Os tengo que decir que es uno de los paseos más chulos que hemos hecho nunca. 




Antiguamente existían en esta zona periférica de Amsterdam unos 600 molinos. Con la industrialización, poco a poco fueron desapareciendo, hasta que un arquitecto tuvo la idea a mediados del siglo pasado de traer diversos molinos de otras partes de Holanda y crear este precioso paseo de los molinos. Algunas de las fotos más bonitas del viaje, las tomamos aquí.



Existen 8 molinos, todos ellos visitables y en cada uno se desarrollaba un trabajo diferente: tabaco, pigmentos, aceite, aserradero... El precio de visita de cada uno rondaba los 5 euros.

Además, hay también museos del queso, del chocolate y multitud de ovejitas por los prados de alrededor que os harán pasar un rato muy agradable. 

Es una visita súper recomendada, que os encantará a todos.




Tras un par de horas recorriendo la zona, nos pusimos rumbo a Amsterdam, que estaba a apenas 15 minutos. Os recomiendo la opción que elegimos de parking. Dejamos el coche en un parking disuasorio: Park and Ride Noord. Existen otros 5 parking disuasorios, así que en función de qué dirección vengas puedes usar uno u otro. Estos parking te permiten dejar el coche todo el día a un precio muy económico (8 euros) y tienen comunicación directa con el centro de la ciudad por tren.


Una vez dejamos el coche, nos subimos al tren, el cual vimos que iba muy lleno y había muchos jóvenes. Poco a poco nos fuimos dando cuenta que Amsterdam tenía una celebración muy importante, de la que no teníamos ni idea: se celebraba el día del orgullo LGTBI.


La ciudad estaba hasta los topes, pero aún así nos dispusimos a coger nuestras bicicletas. Nosotros las habíamos reservado previamente en Kings Bikes, por su precio económico, por estar muy cerca de la estación de tren, y sobretodo porque tenían la opción de tandem, que queríamos probar. Las cogimos por 4 horas. Nuestra idea era llegar hasta Voldenpark para comer allí y aprovechar un conocer la ciudad. Jorge y yo íbamos con el tandem y Esther cogío una bici con sillita para llevar a Mario. 

La opción tándem es súper divertida, aunque no es fácil cogerle el truco! 


El problema es que no contábamos con la cantidad de gente que iba a haber!! Nos costó bastante ir avanzando por las calles, puesto que el desfile del orgullo aquí lo hacen en barcos por los canales, por lo que cada vez que cruzábamos por un puente estaba abarrotado de gente esperando los barcos.  









A pesar de eso, hicimos alguna parada en el mercado de las flores y comprar unos bulbos de tulipán, y ya en Voldenpark pudimos pasear algo más tranquilos. Comimos en un cesped mirando a un bello estanque y los niños pudieron jugar en un agradable parque infantil.




El problema es que la vuelta fue todavía más caótica. Había varias calles cortadas por el desflile y tuvimos a veces que cruzar andando con la bici entre cientos de holandeses con ganas de fiesta. Fueron los momentos de más estrés de todo el viaje!!

Finalmente, conseguimos llegar a la tienda de bicis y devolverlas. Ahora sí, disfrutamos de un bello paseo a pie de Amsterdam. Vimos las casas inclinadas, dimos una vuelta a pie por el barrio rojo, visitamos la plaza del Damm ( en la que había un concierto) y nos sentamos al borde de uno de las de las decenas de canales para ver los barcos festivos del desfile.







Una ciudad bellísima Amsterdam. Aunque es cierto que el desfile nos limitó bastante los movimientos en bici. Sobre las 8 de la tarde, y ya muy cansados de un día tan largo, nos fuimos al tren para volver al coche.

Al llegar al camping, nos sorprendió que había una fiesta con castillos hinchables ya que al parecer todos los sábados organizaban actividades. Fue la guinda a un magnífico día.

Nos habíamos ganado un buen descanso!!


Domingo, 7 de Agosto DÍA 13 

DICKSHORN: PISCINA Y LAGO

Para nuestro último día en nuestra casa del norte de Holanda teníamos varias opciones: Schagen, Alkmaar o ir a la playa. Pero como estábamos algo cansados del día anterior y mañana nos tocaría una buena excursión de coche, decidimos plantear un día tranquilo en los alrededores del pueblo, sin tener que coger el coche.




Como el día empezó soleado, nos acercamos a la piscina pública de Dickshorn, anexa al campo de fútbol y la zona deportiva.







Y la verdad que nos encantó. Disponía de un tobogán ancho para lanzarse al agua, colchoneta gigante de salto, columpios y una piscina de pequeños llena de juguetes para coger a discreción por los críos. Un concepto muy interesante.



Como estábamos cerca de casa, regresamos a comer al camping y descansamos un rato.



Por la tarde nos acercamos a un lago a las afueras de la ciudad e hicimos una ruta circular alrededor del mismo bastante chula, pues había bastantes vacas y ovejas y por supuesto, todo rodeado de verde.





Regresamos a casa y nos pusimos a hacer maletas y recoger todo mientras los peques se iban al parque infantil. 

Me encantó este concepto de camping. Cada uno en su parcela se hace la casa/bungalow que le plazca y dispone de un montón de zonas verdes dentro del propio camping para disfrutar: parques infantiles, granja, pista de tenis, zona de lavadoras...

Ciao Dickshorn!






Lunes, 8 de Agosto DÍA 14

HERMELEEN

Como la distancia a Bruselas para coger el avión nos parecía excesiva, decidimos plantear una noche a mitad de camino. Además encontré un alojamiento en un antiguo vagón de tren con embarcadero propio que podría estar divertido.



Pusimos rumbo hacia Hermelen, aunque hicimos un receso en las inmediaciones del castillo de Haart. El castillo tenía muy buena pinta, aunque al tener una entrada muy elevada y no disponer mucho tiempo para visitarlo, decidimos quedarnos por los agradables alrededores. 








Comimos en un merendero situado en un campo de árboles frutales visitable que nos pareció súper original. 






Además, había una granjita con animales que le encantó a los niños







Posteriormente nos dirigimos a nuestro último alojamiento del viaje. 


Tal y como había leído en las opiniones de Airbnb la dueña era un encanto y nos obsequió con la mejor tarta de manzana que habíamos probado nunca.



El lugar era una pasada. Un enorme jardín de césped lleno de manzanos y juguetes para los niños. Y sobre todo, embarcadero propio con acceso al canal para bañarnos o utilizar un kayak que tienen para los huéspedes. 



El alojamiento es un antiguo vagón de tren con todas las comodidades: 2 habitaciones (una en litera), pequeño salón y cocina. Os dejo enlace: pipowagen in boomgaard aan water.2 volwassenen. - Casas de invitados en alquiler en Harmelen, UT, Países Bajos - Airbnb






Y así pasamos la tarde. Entre juegos, lectura, baños y paseos en kayak. Mario y Esther no se atrevieron, así que Jorge y yo fuimos dando un agradable paseo por todo el canal, contemplando las maravillosas casas a orillas del mismo y cruzándonos con múltiples barquitos y pequeñas embarcaciones.




 Finalmente, llegó la hora de la cena, baños y juegos y nos fuimos a descansar, para prepararnos ya sí, para nuestro viaje de regreso a España.


Martes, 9 de Agosto DÍA 15

BRUSELAS-MADRID


Nada más levantarnos, Jorge quiso dar un último paseo en kayak de despedida.


Tras desayunar, los niños jugaron un último rato por la finca, hicimos maletas y pusimos ya dirección Bruselas.



En el viaje de regreso, hicimos una pequeña parada en Bloom, ciudad donde se celebra todos los veranos el festival de música electrónica Tomorrowland, y como nos pillaba de paso, me hacía gracia conocerlo.

El lugar se encuentra en un parque gigante con buenas áreas infantiles. Fue bastante curioso ver la cantidad de gente que había trabajando para desmontar todos los escenarios ya que hacía una semana que el festival había ya finalizado.




Hicimos una última parada para comer en un centro comercial a las afueras de Bruselas y llenar el depósito de gasolina y nos dirigimos ya a devolver el coche a la oficina de alquiler donde lo cogimos hacía ya 14 días.

No hubo ningún problema en la entrega, con lo que nos subimos al tren que nos llevaba al aeropuerto de Bruselas.

El bajón nos dío al llegar a la terminal y comprobar que nuestro vuelo iba con una hora de retraso. Por suerte descubrimos una sala infantil con diversos juegos que hicieron la espera más llevadera.

Por fin ya cogimos nuestro vuelo de vuelta a España. A la mitad del camino los peques se quedaron sobados (eran ya las 10 de la noche), y se despertaron ya al llegar a nuestra querida Madrid.




Finalizábamos el que hasta ahora era el viaje más espectacular de esta pequeña familia.

























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